Loas al cuarto de baño - Les Luthiers
Entre los diversos recintos en que trancurre la vida de los hombres, uno de los mas frecuentados es el cuarto de baño.
Sin embargo, su figuración en la historia ha sido injustamente postergada.
Cosas muy importantes han sucedido en los baños.
Cúantas decisiones se han tomado. Cuántos libros se han leído.
O en la vida cotidiana, cuántos matrimonios se reconcilian en el baño, por ejemplo mientras la esposa se lava los dientes y el marido se afeita. O viceversa.
Es verdad que un humilde espejo de baño común y corriente, no tiene la hondura metafísica de los espejos de Borges.
Es verdad que en nuestras domésticas tinas nadie descubrirá el principio de Arquímedes.
Es verdad que nuestros baños no poseen el prestigio de las fuentes como Versalles o Fontanebleau. Y sin embargo, con solo apretar un botón, qué despliegue de manantiales.
Y cuando la persona se retira con la satisfacción del deber cumplido, no necesita arrojar una moneda como en la Fontana di Trevi para asegurarse el regreso. Uno sabe que ha de volver al día siguiente, o en algunos casos a los dos días. O tres, o más.
(Bueno, no sé, en algún momento convendría probar con la moneda)...
Cuántos gobernantes han meditado sus actos en un cuarto de baño como si fuera su propio despacho, al extremo de no distinguir donde resuelven más asuntos y dónde hacen más... decisiones incorrectas.
No hay festejos ni banquetes en el íntimo santuario.
Ni se come, ni se bebe, sino todo lo contrario.