domingo, 30 de diciembre de 2007

Caminaban despacio y tranquilamente por la vereda


Iba muy rápido montado en su bicicleta calle abajo.
Pasó junto a un hombre y por poco lo atropella, pero el peatón se movió a tiempo, le grito un par de insultos, y el despistado ciclista siguió sin enterarse. El enemigo viajaba con él en su muñeca izquierda, y avanzaba imparable y cruelmente, la verdad es que iba rajado en la bici, con un vuelo increíble, estaba atrasado y faltaban cinco minutos para las ocho, creo que casi atropello a un gallo, ni me di cuenta, la verdad, pero por algo me habrá gritado así, el tipo venía echo un loco en su bicicleta, me tuve que correr para que no me atropellara, le solté un par de garabatos, se veía que estaba atrasado, en todo caso.
Dobló en la esquina y pasó con el semáforo en rojo al otro lado de la calle. Sólo un bocinazo le hizo darse cuenta de su infracción, pedaleó fuerte y evitó ser topado por una camioneta que se disponía a virar, y creo que estoy siendo muy imprudente, o no se si será de pavo pero creo que crucé con roja, por algo esa camioneta casi me atropella, menos mal que atiné y piqué, porque sino me voy derecho a la clínica, y ese otro que toca bocina si ya pasó, pero obvio, el típico conductor al estilo gringo que mete bocinazo bien fuerte para llamar la atención, porque el pendejo cree que puede llegar y cruzar con roja, pero si no se dio cuenta no seas tan drástico, que drástico ni que nada, mujer, lo pude haber matado, si llega y pasa de esa manera y si no fuera por la bocina ni se da habría dado cuenta del ruido que haces con tu bocina que la tocas siempre por cualquier cosa.
El viento le golpeaba fuerte la cara y le alborotaba el pelo. Pedaleaba sostenidamente, procurando mantener el ritmo y la fuerza. La cuesta se había acabado y la calle era ahora plana y ahora si que llego tarde, se acabo la bajada y el vuelo, y tengo que pedalear y ya estoy atrasado en dos minutos, y más encima esta rotonda que es imposible de atravesar porque pasan autos infinitamente, y yo acá parado esperando una oportunidad para cruzar, me va a tomar unos buenos minutos, por qué será que no salgo antes de mi casa, siempre me pasa lo mismo, y si no llega vamos a tener que jugar con uno menos, ¿por qué nunca llega a la hora?, si se viene en bicicleta con mayor razón tiene que programar sus tiempos, si es que llega, va a llegar muerto de cansancio y voy a jugar pésimo con lo cansado que estoy de pedalear, como estará de enojado mi equipo siendo que no llego nunca a la hora.
Atravesó una rotonda, luego de esperar un buen tiempo a que no viniera ningún auto, y se dispuso nuevamente a pedalear, mirando una y otra vez su reloj, solo para comprobar que estaba cada vez mas y mas atrasado. “No tengo más alternativa que seguir pedaleando, así que nada más importa ahora".
Sabía que faltaba poco para llegar, y eso lo tranquilizó bastante. A lo lejos, caminando en sentido contrario, venía una pareja de ancianos a paso de bastón, disfrutando de una plácida tarde de domingo. El apurado ciclista pasó junto a ellos a una velocidad impresionante, sin dejar de notar la cara de asombro del viejo, al tiempo que veía que la anciana murmuraba algo. Los dejó atrás rápidamente. Sentía alegría al saber que estaba por llegar a su compromiso futbolístico, pero no dejaba de pensar en los ancianos que acababa de pasar. Seguramente esa vieja estaría comentándole a su marido lo imprudente y descarriada que está la juventud de hoy en día, en fin, que me importa viejos conservadores, si supieran que voy atrasadísimo no me enjuiciarían tanto por la velocidad a la que los pasé, imagínate, Gregorio, andar en bicicleta a esa velocidad, qué ganas de ser joven de nuevo para hacer todas esas locuras que hacen los cabros de hoy, ¿no te parece?, sí, m’hita, es verdad, estos chiquillos tienen toda la vida por delante, y que me importa lo que estén diciendo de mí esos viejos, total, llegué, y me van a echar la foca de que llego tarde siempre y bueno tendré que aguantarla no más, total es su culpa y tendrá que aguantar la foca que le vamos a tirar. En serio, mi amor, casi me atropella un ciclista que venía rajado calle abajo, al parecer iba atrasado, pero igual casi me mata, me tuve que correr justo, y tu siempre dale que dale a la famosa bocina, si era un cabro distraído que atravesó con roja no más, que tanta cuestión, ustedes también llegan tarde a veces, además soy el que más lejos vive, igual tiene razón, pero si casi lo atropello, como no le iba a tocar la bocina, fue por su bien y el mío, no tienes idea lo que molesta a la gente los bocinazos, y tus exageraciones, te apuesto que ni siquiera iba tan rápido el de la bicicleta, y si, m’hita, nada como la juventud y sus locuras.
Caminaban despacio y tranquilamente por la vereda, a paso de bastón.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Sicodelia Casera


sábado, 3 de noviembre de 2007

Amiga


Y ella se acordaba de esa conversación, ¿me acordaba yo? Dije "A veces me siento como un ángel, en el sentido que siempre llego en el momento justo, siempre tengo lo que alguien necesita". Sonaba pedante, pero ella sabía que luego venía algo que opacaba esa poca humilde afirmación, y que a la vez, no sonaba tan bonito. "Pero luego me siento mal otra vez, todo vuelve a ser como antes. Hasta que de pronto algo pasa y vuelvo a sentirme bien, pero eso pasa cada cierto tiempo", agregué. Suponiendo que no sabría bien que decirme ante eso, unió unas cuantas palabras, que bien formuladas como estaban en ese entonces, sonaron algo así: ‘Que no se te olvide nunca que siempre van a haber personas que te encuentran un ángel. No porque llegues o porque tengas, sino porque eres. Que no se te olvide nunca". Eso me lo dijo después de un tiempo de haberme conocido. Yo no tan seguramente me acordaría de eso. Pero ahora lo recuerdo... ¿Me acordaría yo sin que ella me lo recuerde? Ojalá.. ¿Creería yo sus palabras, si no fuera mi amiga? Posiblemente no.

sábado, 4 de agosto de 2007

Veinte minutos de fama

Capítulo II



Salvador y asesino


Era costumbre entre sus colegas jugar en las horas libres para matar el tiempo.
En las largas y agotadores noches en la clínica, mientras todo estaba en calma y en silencio, nada mejor que echar una partida de dominó, una ronda de póker, o un juego de billar con los demás médicos de turno.
Aquél día había sido particularmente agotador para Ignacio Leprouter.
A lo largo de su profesión, recordaba cada cara triste o dolorida tan bien como las felices, cuando todo iba bien y su paciente se recuperaba satisfactoriamente de sus heridas y problemas.
Pero en ese momento no estaba para pensar en su trabajo.
Por primera vez en años su turno de noche estaba libre.
Al parecer, el destino quiso que nadie se enfermara ni se accidentara esa madrugada, para que él obtuviera su merecido pasatiempo y descanso.
Se reunió con sus colegas en el piso doce del hospital. Frente al ascensor, se hallaba una puerta negra con una manilla dorada, limpia y resplandeciente. A juzgar por su limpieza, daba la impresión de que no muchas manos la habían tocado.
Y eso tenía una explicación lógica.
¿Quién iba a entrar en ese cuarto? Nadie tenía tiempo de entrar ahí, por mucho que se deseara.
El oficio pocas veces dejaba la oportunidad de ir a distraerse al doceavo piso, a su salón con puerta negra y con manilla dorada.
Un hombre de cabellos plateados y barba blanca, el más viejo de los médicos allí presentes, abrió la puerta solemnemente.
Entraron en fila india, uno a uno, con el rostro agotado y con ojeras, pero alegres de poder distraerse de sus labores y divertirse, aunque fuese por un rato.
Ignacio iba al último, y se encargó de cerrar la puerta para no molestar con el ruido a los pacientes del piso de abajo.
Durante más o menos una hora en la clínica reinó absoluto silencio.
Todos los pacientes hospitalizados dormían profundamente.
Solo una mujer mayor, gravemente herida y alojada en cuidados intensivos, despertó.
Abrió los ojos en medio de la oscuridad de su habitación, percibió el olor que tanto conocía (el de las clínicas), y apenas quiso bajarse de la cama para ir al baño, escuchó la voz de su médico tratante, un piso más arriba:
- "Dos pájaros de un tiro. Sigamos con los demás"
Volvió a dormirse, extrañada.
Pasó otra hora.
Una enfermera rondaba por los pasillos del doceavo piso.
Subió al ascensor, y antes de que las puertas metálicas de este se cerraran, vió que la puerta negra de enfrente se abría, para dar paso a cinco médicos fastidiados y cansados, y otro sonriente y animado.
- Gané, señorita Francisca, ¿qué le parece? - le dijo alegremente a la enfermera.
Sin esperar respuesta, subió al ascensor.
Ella lo miró sonriendo tímidamente
- Años que no jugaba. Pero ya ve usted, el pool no se olvida.
Y diciendo esto, le guiñó un ojo, y caminó con paso firme a su oficina..



martes, 31 de julio de 2007

Veinte minutos de fama


Capítulo I
Inicuo e inocuos
Se acercó decidido.
En su rostro no se percibía ninguna señal de misericordia ni piedad.
Sus futuros occisos estaban unidos y atemorizados, aguardando el momento en que su verdugo se decidiera a atacar.
Sabían que nunca más volverían a estar juntos; el hombre que tenían delante de ellos se encargaría de suprimirlos y separarlos para siempre.
Los observaba a distancia.
Su mirada se posó en los inertes e inexpresivos rostros de sus víctimas, y luego recorrió sus cuerpos, examinando detenidamente las marcas de sus vientres.
De pronto, en su rostro serio y solemne, se dibujó una sonrisa.
Tomó su arma con ambas manos, y apuntando con ésta a su vasallo de raza blanca, le ordenó atacar a sus hermanos de color que tenía en frente, llenos de pánico, tristeza y desesperación ante la muerte segura que estaba por venir.
El vasallo, ante la fuerza del arma que le amenazaba y le empujaba a atacar, tuvo que obedecer.
Pasaron breves segundos.
Hubo ruido, desorden, confusión.
El hombre observaba el caos y el miedo que había creado al embestir contra sus víctimas.
Los atacados intentaron huir, mas no pudieron escapar muy lejos; el cansancio que los poseía era enorme.
Agotados, miraron a su alrededor.
Dos de ellos habían muerto.
Invadidos por la pena y el odio, trataron de retomar la huída, mas fue en vano.
No podían moverse.
- "Dos pájaros de un tiro. Sigamos con los demás" - dijo el hombre.
Se acercó a su pálido servidor, y otra vez, con el poder que le otorgaba su arma, lo obligó a suprimir a una nueva víctima, de tez morena como la noche y de pequeños ojos blancos.
El vasallo obedeció de inmediato.
Atacó a su presa, rápida y silenciosamente.
Su cruel amo, aún con la sonrisa en el rostro y su arma en la mano, supervisó la tercera matanza.
Todas las desafortunadas víctimas observaron el nuevo crimen.
Y en silencio, esperaron tranquila y calladamente su hora de muerte, que no podía tardar en llegar.

viernes, 20 de julio de 2007

Crónico

Y acá estoy. Acá estamos. De vuelta en la capital. Eso es tan agradable como triste. (Me fui de viaje de estudios hace 10 días, por si acaso). Parto comentando que el cuaderno que llevaba a todos lados, desde Santiago a Arica, y viceversa, llevaba en El mis recuerdos, mis preguntas, mis reflexiones, mis alegrIas y mis frustraciones del viaje. Ojalá eso no les deje una visión del clásico "querido diario, hoy me siento feliz"
No era así. Ese cuaderno de aspecto desgastado, raquítico producto de mis incontables arranques de hojas, contenía y contiene la crónica de mi viaje. Mi crónica. Y a la vez de todos.
Pero no es una crónica que busca la perfección del relato ni el agrado de profesores de lenguaje.
Eso es otro cuento. Esta es mía. Esta es paralela a toda crónica presionada y no siempre natural. No busca un siete en ninguna libreta de notas. Busca un siete en mi experiencia de vida... busca reflejar lo mejor posible las cosas que me ocurrieron. Cosas tan normales como "Llegamos a la Recova" o "alojamos en el Park Calama". Y cosas tan personales como "quería romper la puta tele con todas sus pelIculas que no me dejaban dormir". Pido disculpas si mis relatos se tornan confunsos.
Desde ya advierto que estas narraciones que ocuparán durante un tiempo el espacio de mi blog están anacrónicamente escritas, lleno de flash-
backs, lleno de raccondos y narradores de todo tipo. Fueron 10 días increÍbles, extraños, y muy, muy largos.
Mi pequeña introducción.
Como ya dije en el post anterior, necesito contarle al mundo lo que sentí y las situaciones increíbles que viví.
Saludos a todo mi entorno del norte.



A ellos y a ellas.
Gracias por todo.

sábado, 30 de junio de 2007

Un año más, que más da

Éste día (Sábado 30 de junio de 2007) es muy importante para mí. Hace exactamente un año que se me vino a mi cabeza la idea de hacer un blog donde pudiera compartir sentimientos, reflexiones y tantas otras cosas. Hace exactamente un año que tengo esta croquera virtual, este pergamino de los pensamientos compartidos, hace exactamente un año en este mismo espacio se vió a un Principito hablando de su rosa.
Sigo un poco desconcertado de lo rápido que ha pasado el tiempo.
En ese entonces no tenía proyectado continuar con mi blog por mucho tiempo más... Pero ya ven. Sigo escribiendo.
¿Por qué? Porque me es necesario contarle al mundo
lo mucho que admiro al Pr incipito, porque me es necesario ridiculizar a Bush, porque me es necesario gritar (o escribir) a los cuatro vientos que hay un hombre sin brazos capaz de tocar la guitarra con los dedos de los pies, porque me es necesario mostrar el mundo como lo veo yo, porque me es necesario criticar mi entorno, hacer juicios de mi vida y lo que me rodea. (Ojo, no confundamos criticar necesariamente con algo negativo, ni confundamos "juicios" con "prejuicios")
Esta página marcó mi adolescencia... y puede parecer muy cursi, pero así fue. En estos 12 meses de escritos, pasaron muchas cosas en mi vida.
Este blog fue el comienzo de superación
de una depresión de dos años y medio. Significa mucho para mí, siempre estaba ahí para desahogarme. En resumen, y para terminar de mamonear y cursiar, fue mi amigo más fiel.No me queda más que agradecer a los fieles y no tan fieles lectores de esta página.
Sin ustedes este blog habría muerto
hace tiempo.

El Autor

domingo, 17 de junio de 2007

Mentías cuando me decías

Hay un tema que me da vuelta en mi cabeza siempre, y que no logro tomar una postura acerca de él.
¿Existen las mentiras blancas u oficiosas?
¿O sólo existe la verdad y la mentira, a secas?
¿Es lo mismo ocultar información que mentir?
¿Es bueno mentir para obtener una verdad?
Cito a la RAE:
Mentira: Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa.
Mentira blanca u oficiosa: La que se dice con el fin de servir o agradar a alguien. ¿Son diferentes esas dos definiciones?
Mentir para obtener verdad: Fingir que se sabe algo, para hacer que lo manifieste otra persona que tiene noticia de ello.
¿Eso es bueno siempre, es malo siempre, es bueno a veces, es malo a veces, o qué es?
Una vez leí un libro que trataba de una abogada y un policía.
La abogada lo desafiaba a no mentir por 24 horas.
Ni mentiras blancas, ni oficiosas, ni éticas, ni nada.
Y podemos ver cómo el pobre policía terminó sin trabajo, separado de su mujer, etc.
Todo por decir siempre la verdad.
Por eso yo pregunto... ¿Es BUENO mentir a veces? ¿Es NECESARIO mentir a veces?
Se aceptan ayudas para resolver mis preguntas.

sábado, 9 de junio de 2007

El viejo, el niño y el burro

Venía un señor por el camino, con su hijo de diez años, y venía también un burro, que le servía al señor para cargar leña. Pero ya había vendido la leña, y además estaba cansado, de manera que se montó en el burro.

En esto se encuentran con unas gentes que venían por el mismo camino. Cuando se acercaron más, oyó que murmuraban: "¡Qué viejo tan egoísta! Va él muy montado en el burro, y el pobrecito niño a pie."

Entonces el señor se bajó del burro y le dijo al niño que se montara. Caminaron así un rato, el niño encima del burro y el papá a un lado, a pie, cuando en esto se encuentran con otras gentes.

En el momento de pasar, el señor oyó que decían: "¡Qué muchacho tan malcriado! Va él muy montado en el burro, y el pobrecito viejo a pie." Entonces el señor le dijo al niño que se bajara del burro.

Siguieron así un rato, caminando los dos un poquito detrás del burro, y en esto que se encuentran con otras gentes, y cuando ya pasaban, oyó el señor que decían: "¡Par de imbéciles! "Va el burro muy descansado, sin carga, y a ninguno se le ocurre montarse."

Entonces el señor se volvió a montar y le dijo al niño que él también se montara. Así iban, moviéndose los dos al mismo tiempo con el paso del burro, y en esto se encuentran con otras gentes, y cuando ya estaban más cerca, el señor oyó que decían: "¡Qué par de abusadores! El pobrecito burro ya no puede con la carga."

Entonces el señor se quedó pensando un rato y le dijo al niño: "¿Ya ves, hijo? No hay que hacer mucho caso de lo que diga la gente."

sábado, 2 de junio de 2007

¿Quién me ha robado el mes de abril?

¿Quién sangra por do más pecado hubiere?,
¿Quién me cambia por tul desilusión?,
¿Quién sazona el amor con alfileres?,
¿Quién me descorazona el corazón?

¿Quién quema relicarios, pilas, naves?
¿Quién alquila mujeres de alquiler?,
¿Quién ha sacado copia de la llave de los secretos de mi secreter?,

¿Quién oxida el limón de las campanas?
¿Quién se sabe perdido cuando gana?
¿Quién me ha metido el dedo en la nariz?

¿Quién roba, silva, reza, desayuna?
¿Quién planta girasoles en la luna?
¿Quién envenena las palabras?
¿Quién truca el dado del parchís?
¿Quién me asesina por la espalda?

¿Quién llora si me ve reír?
¿Quién va desnudo a la oficina?

¿Quién contamina mi jardín?
¿Quién ha inventado la rutina?

¿Quién me ha robado el mes de abril?

Joaquín Sabina

miércoles, 16 de mayo de 2007

Pregunta capciosa

¿Es capaz
Dios Todopoderoso
de crear
una piedra
tan grande
y tan pesada
que ni Él mismo
pueda levantar?


 

miércoles, 9 de mayo de 2007

Lo urgente no deja tiempo para lo importante

- ¡Súbete rápido! Estamos atrasadísimos. Te toqué el timbre diez veces.
- Sorry, estaba buscando la pelota. No la encontré. Cagamos.
- ¡Chuuu! ¡Puta, llámate a Gonzalo, demás tenga una!
- ¡Pasemos a comprar una al Líder! Si no llegamos con la pelota, no hay pichanga.
- ¡Cómo se te ocurre wn! ¡Mira la hora que es! ¡No llegamos jamás!
- ¡Pero igual hay que llevar pelota! (Dobla acá, a la derecha... eso... sigue derecho no más)
- ¡Wn como se te pierde la pelota! ¡Condoro!
- Si wn, las cagué. Hay que llamarse al Janito, a ver si nos presta una del gimnasio.
- ¡Tay loco, Janito se fue hace 3 horas!
- Chuuu, ¿¿que hacemos??
- A ver, deja llamar al Gonza.
- Dale, llámatelo... ¿Acá por dónde me voy?
- Dale derecho, no más.... ¿Aló, Gonza? Buena!! Oye, ¿ya llegaste?... Wn no tenemos pelota, tu tenís una por casualidad? Chuta... bueno, no importa... Nos vemos allá. Chau!
- ¿No tenía? ¿Wn, qué hacemos?
- Deja llamar al Pato.
- Dale.
- Puta, no contesta... !! Ahí si! Aló, Pato!! Buena! Oye, ¿ya saliste? Tenís una pelota que poday llevar? No encontré la mía. ¿Si? Bueena... gracias!! Excelente... Nos vemos... ! Chau!
Listo wn, el Pato lleva la suya,
- ¡Wena!
- Oye, a todo esto, hola po!- Sipo hola ! ¿Cómo hay estado tu?
- Bien bien po, y tu? Mucho estudio?
- Mm igual sí... ¿y tú?
- Uff, también. Ah, estaciónate aquí no más. Vamos.
- Vamos.


sábado, 14 de abril de 2007

Indagando en Índigos

Nuevos seres de luz están poblando la Tierra con un alto potencial intelectual y una nueva conciencia interna. Estos niños vienen con la misión de romper los antiguos esquemas sociales que atan a la humanidad para lograr transmutar la infelicidad en la Tierra.
Una nueva raza humana, más sensible y democrática, menos autoritaria y manipuladora, ya comienza a poblar el Planeta. Se trata de seres especiales aunque tan terrenales como sus padres. Solo que, a diferencia de estos, traen consigo la tarea de propulsar cambios en la humanidad.
Bautizados como Niños Índigo, estos muchachos tienen la capacidad de ver mas allá de los espectros de la luz, escuchar todo tipo de sonidos, incluso su propio fluido sanguíneo, y denotan una destacada hipersensibilidad táctil.
Los Niños índigo, como su nombre lo sugiere, no son Niños azules, si no que se les denomina así porque su aura tiende a reflejarse dentro de los colores azules, manifestando la utilización de centros energéticos superiores.
Es por esto que se les adjudican grandes dosis de intuición, que se demuestra en el desarrollo de la telepatía, cualidades para predecir el futuro, y hasta reconocer la presencia de Seres de Luz como Guías o Ángeles a su alrededor. Además, algunos menores llegan al mundo con el don de la sanación.
Pero, ¿por qué vienen al planeta Tierra? (supongo que está de más decirlo, pero en fin...)

La llegada de estos "nuevos hombres" no es casualidad, sino que tienen una tarea muy específica por delante. Son puentes entre la tercera y cuarta dimensión, y el verdadero cambio lo activan en la familia.
Estos niños llegan al planeta con mejores condiciones biológicas para manejar las impurezas creadas por el hombre, incluso un potencial de cambio en su ADN.
Científicamente ya tenemos confirmación del cambio que aportan los índigos, manifestándose en la activación de 4 códigos mas en el ADN. Lo normal en los humanos es tener 4 núcleos que, combinados en sets de 3, producen 64 patrones diferentes, llamados códigos. Los humanos tenemos 20 de esos códigos activados que proporcionan toda la información genética. Exceptuando 3 códigos, que son los códigos de arrancar y parar como si fuese un computador. (El que no entendió, pregúntele a C.P)

Algunos experimentos han consistido en mezclar células de niños índigos con dosis de Sida y con células cancerosas, que no tuvieron efecto en las células de los índigos (lero lero).
La conclusión es que vienen al mundo con un sistema inmunológico fortalecido, manifestando indiferencia hacia las enfermedades.
Los Índigos nacen en cualquier clase socioeconómica y se caracterizan, básicamente, por poseer un nuevo estado de conciencia.
in embargo, ciertos rasgos físicos distinguen a los índigos del nuevo mundo:
Son mas delgados, tienen ojos grandes, por lo general zurdos o ambidiestros.
Comen poco, e incluso, algunos son vegetarianos por no soportar la carne.
Los niños de la Nueva Era no aceptan la imposición ni la autoridad, rechazan la manipulación, la inautenticidad y la deshonestidad. Tampoco aceptan los viejos trucos de la disciplina basados en crear temor y culpa.
A los Índigos les gusta ser tratados como individuos, por ello la crianza emocional debe basarse en la
transparencia.No se les debe avergonzar ni culpar ni mentirles ni gritarles. Por el contrario, hay que cuidarles la autoestima.
Se les debe brindar la posibilidad de elegir y, al mismo tiempo, evitar la comparación. Deben recibir disciplina sin emoción.
Los colegios deben estar atentos para reconocer la presencia de Niños Índigos dentro de alguno de sus cursos.

Estos particulares alumnos no funcionan con los métodos de enseñanza tradicionales. Por el contrario, aprenden de forma reflexiva y participativa, pero no mediante la memorización.
La mayoría de las veces se les califica como niños con problemas, porque se distraen fácilmente durante las clases.
Fin parte uno.



lunes, 2 de abril de 2007

La lucha por las ideas

Estaba yo tranquilo pensando, cuando de pronto me vino una idea a la cabeza...
Y como desde chico me inculcaron que uno debe luchar por sus ideas, salí a la calle dispuesto a defenderlas como fuese:
- ¡LA VIDA DEBIERA SER MAS LARGA! - grité.
- ¡Excelente idea, así uno podria seguir cambiando su auto por unos años más! - respondió un señor que en ese momento pasaba junto a mí.
- ¡ Más larga, sí! ¡Y ancha! ¡Yo quiero una vida larga y ancha! - gritó una niñita.
- ¡Sí! Así se acaba eso de que cuando uno tiene la experiencia justa debe disfrutar la vida! - opinó un hombre alto.
- ¡Gran idea! ¡Así uno podría cobrar jubilización por unos años más! - dijo un viejito.
- ¡Sería maravilloso!
- ¡Sí!
Algo marchaba mal. La idea era que fuera algo más polémico.
Volví a mi casa... estuve pensando... y volví a enfrentar al mundo:
- ¡LOS HUEVOS FRITOS SON UN INVENTO MARAVILLOSO!
La gente comenzó a acercarse nuevamente:
- ¡Afirmativo, afirmativo! - gritó un carabinero.
- ¡Hmm, con papas fritas! - opinó una señora.
- ¡El mundo sin huevos fritos sería algo espantoso! - gritó otro hombre.
- ¡Si! ¡Y que el jodido colesterol vaya a asustar a su abuelita! - opinó una anciana.
- ¡Maestro! ¡Qué lucidez para decir las cosas! - me alabó un estudiante.
Volvi nuevamente a mi casa. Me tiré a la cama, y pensé, y pensé y pensé...
Hasta que se me ocurrió una tercera idea.
Salí a la calle nuevamente, dispuesto a luchar por mis ideales:
- ¡HASTA QUE NO ASUMAMOS QUE NOSOTROS SOMOS NOSOTROS, NO SEREMOS NADIE!
Nuevamente, una pequeña masa de gente se me acercó:
- ¡Admirable reflexión!
- ¡Qué talento!
- ¡Me lo ha sacado de la punta del cerebro!
- ¡Comparto plenamente!
- ¡Por fin alguien que dice lo que se debe decir!
- ¡¡ Cuánta verdad !!
La gente comenzó a alejarse...
y comprendí el poco margen para el heroísmo que nos deja hoy la sociedad para quienes queremos luchar por nuestras ideas.
Tira cómica de Quino.
Adaptación narrativa.

jueves, 29 de marzo de 2007

Continuidad de los parques





Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

viernes, 9 de marzo de 2007

Génesis del fin - Quino


GÉNESIS DEL FIN
MODERNO TESTAMENTO


1- Al principio del fin creó el Hombre maquinarias e industrias. Y el planeta era limpio y fértil.
Pero la ambición humana se cerníá sobre la faz de la tierra.

2- Dijo el Hombre: Haya revolución industrial, y multiplíquense las fábricas, y elévese el humo de sus chimeneas hasta ennegrecer los cielos de cenizas de carbón y gases de petróleo.

3- Y los cielos ennegrecieron. Y el Hombre llamó Progreso a los cielos ennegrecidos. Y vio el Hombre que el Progreso era bueno. Y hubo luz y hubo tinieblas. Día primero.
4- Y dijo el Hombre: Puesto que el Progreso es bueno, acabemos con todo cuanto nos ha sido dado; de todos los animales de la tierra, y todas las aves del cielo, y todos los peces del mar, y de todas las aguas.
5- Y también de toda hierba y todos los árboles que produzcan simiente sobre la faz de la tierra. Y regodeóse el Hombre con su obra, pues nadie había que fuese más inteligente que él.

6- Pensó entonces el Hombre: No es bueno que el petróleo esté solo; hágase la energía nuclear.
Y la energía nuclear se hizo. Y sus escorias y las del petróleo esparciéronse por todas las aguas y cielos de la tierra.
7 - Y he aquí que comenzó a extinguirse todo lo que al Hombre le fue dado; los animales de la tierra, las aves del cielo, los peces del mar, y toda hierba y todo árbol que producíán simiente sobre la faz de la tierra

8- Y vió el Hombre todas las cosas que habíá hecho; y era en gran manera irreparables. Día segundo.
9- Quedaron, pués, acabados los cielos y la tierra, y todo lo que sobre ella vivió.
10- Y completó el Hombre al tercer día su obra. Y orgulloso de ella, el día tercero reposó, feliz, bajo la tierra.

miércoles, 21 de febrero de 2007

Mi sexo (Miguel Ortega)

Soy sexuado hermosamente.
Tengo un santo orgullo de mi sexualidad.
No importa que haya crecido con temores,
con vacíos, con misterios, con mentiras,
con tabúes y silencios.
No importa que se tiñera todo, o casi todo,
como algo prohibido o temeroso,
e incluso con una cierta dosis de pecado.
O que se hablara de sexo a cada rato.
O que nunca se tocara el tema.
¿No importa?
Es decir: ¡Importa mucho!
Mi forma de ser, de pensar, de reír,
de actuar, de orar y de reaccionar
manifiestan claramente mi sexualidad.
Soy consciente de que no "tengo" un sexo
sino que "soy" sexuado ahora y totalmente.
Lo que yo puedo hacer hoy día
es procurar vivir mi sexualidad con mucha paz.
Sin miedos. Sin complejos. Sin temores.
Para ello sabré valorar lo que aprendí
y procuraré rescatar con especial cariño
lo que de ella quedó herido.
Hay muchas cicatrices
que me van acompañando.
Hoy amo el silencio sorprendido
de mi crecimiento desde niño.
Amo mis descubrimientos,
mis caídas reiteradas,
mis exploraciones temerosas,
mis complicidades y misterios,
mis aprendizajes progresivos.
Amo mi fantasía,
mi imaginación, mi sueño,
mi entusiasmo juvenil
y mi sufrida serenidad de hombre adulto.
Creo que nos falta libertad y amor
para poder vivirnos sexualmente.
No puedo imaginar a Dios indignado
por los tropiezos de un adolescente.
No puedo pensar que Dios se enoja
por la mirada juvenil de un cuerpo ajeno.
Tampoco lo imagino como un acusador
de nuestras búsquedas de equilibrio
y de las caídas a lo largo del camino.
No. No lo puedo pensar así.
Dios es sanador de las heridas humanas.
Creo que Dios con su humor característico
ama nuestra sexualidad,
la entiende y la acompaña.
Mal que mal, él es su inventor.
Creo que Dios ama el beso,
la caricia, el juego, la excitación,
y el orgasmo majestuoso
del amor de una pareja
que él mismo ha bendecido.
Dios no es frívolo ni erótico.
Dios es amor.
Y punto.
Me encanta ese Dios
que modeló con sus manos
mis órganos sexuales.
Me encanta el Dios del amor
que hizo surgir mi vida
de la amorosa entrega de mis padres.
Me encanta ese Dios de Jesucristo
que descubre el amor en una prostituta
y que perdona con cariño a una adúltera,
sin echarle en cara su pecado.
Me encanta Dios
porque no es cerrado, ni moralista,
ni leguleyo, ni neurótico,
sino que es liberador de esclavitudes,
y amoroso con cada ser humano.
e encanta mi sexualidad,
mi ser masculino o femenino,
mi torpeza o mi delicadeza,
mi maneras de reaccionar o de pensar,
mi huella profunda,
mi silencio,
mi misterio oculto.
Amo mi sexualidad y sus problemas.
También a veces los sufro silenciosamente.
No siempre yo soy libre.
También soy esclavo y conozco la derrota.
Entiendo que mi sexo
no es una "república independiente"
de mi cuerpo.
Entiendo y afirmo
que, al igual que mis manos y mi cabeza,
mi sexo está sometido
a mi voluntad, a mi inteligencia y a mi amor.
Desde la punta de mi cabeza
hasta la punta de mis pies
soy sexuado enteramente.
Creo que mi sexo
está al servicio de mi amor.
A veces yo lo quisiera independiente.
Pero no. Sé que no es posible.
Sé que mi tarea es ser yo dueño,
señor, maestro y conductor de mi sexualidad.
Yo mando.
Ella me obedece.
Vivo para amar.
Mi sexo es mi mejor ayuda.

miércoles, 17 de enero de 2007

Pastillas para no soñar - Sabina

Si lo que quieres es vivir cien años no pruebes los licores del placer.
Si eres alérgico a los desengaños olvídate de esa mujer, compra una máscara antigas, manténte dentro de la ley.
Si lo que quieres es vivir cien años has músculos de cinco a seis.
Y ponte gomina... que no te despeine el vientecillo de la libertad.
Funda un hogar en el que nunca reine más rey que la seguridad.
Evita el humo de los clubs, reduce la velocidad...
Si lo que quieres es vivir cien años vacúnate contra el azar.
Si quieres ser Matusalén vigila tu colesterol.
Si tu película es vivir cien años no lo hagas nunca sin condón.
Es peligroso que tu piel desnuda roce otra piel sin esterilizar.
Que no se infiltre el virus de la duda en tu cama matrimonial.
Y si en tus noches falta sal, para eso está el televisor.
Si lo que quieres es cumplir cien años, no vivas como vivo yo.

Deja pasar la tentación, dile a esa chica que no llame más... y si protesta el corazón, en la farmacia puedes preguntar: ¿Tienen pastillas para no soñar?.