martes, 2 de diciembre de 2008

Cambia la cosa.

Alberto Hurtado

Arturo Prat

Gabriela Mistral

José Miguel Carrera

Lautaro

Manuel Rodríguez

Pablo Neruda

Salvador Allende

Víctor Jara

Violeta Parra

Stefan Kramer

sábado, 1 de noviembre de 2008

Obra en el acto

Obra en un acto, obra en el acto


Melinao: Malacatoso: ¿te aseguraste que Monterroso esté ahí cuando lleguemos?
Malacatoso: Yo no me ocupaba de eso.
Melinao: ¡¿Qué?!
Malacatoso: ¡Que nunca me dijeron que debía ocuparme de eso!
El Ruso: ¡Es una broma, ¿verdad?!
Ruleta: ¡Entonces él no estará ahí!
Melinao: ¡En eso quedamos cuando discutimos el plan!
Malacatoso: ¡Creí que te referías a mí, que el que debía estar ahí era yo, no él!
El Ruso: ¡Eres un imbécil, todo se fue a la mierda por culpa tuya! ¡¿Te das cuenta que nos has fallado a todos?!
Malacatoso: ¡Perdón, estaba nervioso, no entendí, había estado tomando en el bar cuando recibí las instrucciones!
El Ruso: (apuntando con el arma a Malacatoso) ¡Maricón, yo te mato aquí mismo!
Melinao: (empujando a El Ruso con extremado realismo) ¡No, imbécil!
Ruleta: ¡Paren, que nos van a escuchar!
Pablo Calisto: (parándose) Idiota, casi me saco la chucha con tu empujón…
Ignacio Ramírez: Perdón …
Stefan Malewski: Ya, está bastante mejor la escena cinco. A la seis le falta más ensayo no más… Monti: mejoraste mucho la voz… tu igual, Titi. Traten de actuar con más naturalidad no más.
Nicolás Montero: (a todos) En verdad Malacatoso es un mamón, ¿quien ha cachao?
Pancho Maturana: (desde el fondo de la sala) Bien, bien… se logra el clímax, hay una tensión que digamos provoca la expectación en el receptor… (se acomoda los anteojos) Recuerden no cierto de que el público que asistirá el día catorce de noviembre a la obra estará esperando profesionalismo… Vale decir, si el tramoyista falla, pues la compañía entera deberá preguntarse ¿cómo lo solucionamos? ¿Qué podemos hacer?... Si la actriz, no cierto, la señorita Hugo se le olvida una parte, pues el iluminador no cierto deberá hacer de consueta y deberá decirle el diálogo…
Puerta: Toc, toc.
Valentina Recabarren: Permiso, necesito a Pablo Calisto. Tiene que ir a una reunión por lo de los buses del interescolar.
El Ruso/Pablo Calisto: ¡¿Es una broma, verdad?!
Ruleta/Titi Hugo: ¡Entonces no podremos seguir ensayando!
Stefan Malewski: (a Valentina) No, cagaste… tenemos que ensayar.
Valentina Recabarren: Tiene que ir a las una en punto. Sori.
Pablo Calisto: Ya, dale… ya voy. Ensayemos una vez más y voy.
El Ruso: (riendo) ¡Todo se fue a la mierda por culpa de la Vale!
Melinao/Ignacio Ramírez: Ya, ya, relajémonos todos.
Malacatoso/Nicolás Montero: (mirando el reloj) Quedan solo cinco minutos para las una.
Pancho Maturana: En cinco minutos alcanzan a ensayar la última parte…
El Ruso/Pablo Calisto: ¡¿Es una broma, verdad?! 
Nicolás Montero: Esta obra se adapta a cualquier hueá que decimos.
Todos: Impresionantemente
Titi Hugo: Nico, acuérdate de comprar los cigarros falsos para acostumbrarnos a actuar “fumando”.
Malacatoso/Nicolás Montero: (tratando de apoyar su tesis anterior) Yo no me ocupaba de eso.
Pablo Calisto: (a lo Malacatoso) Enfermos, todos enfermos.
Malacatoso: (a Pablo Calisto) ¡Oye! Ese es mi diálogo, maldito ladrón bastardo.
Ignacio Ramírez: Era tu diálogo. Lo sacamos del guión.
Nicolás Montero: (a lo El Ruso) ¿¡Es una broma, verdad?!
Stefan Malewski: No, lo sacamos… es muy inútil que digas eso en esa parte.
Malacatoso/Nicolás Montero: Pero amaba ese diálogo.
Pablo Calisto: Ya, no ensayamos al final. Me tengo que ir a la reunión del interescolar. Me doy cuenta que les he fallado a todos.
Ignacio Ramírez/Melinao: Ya, hombre, anda tranquilo. Cuánta gente te estará persiguiendo, si es que logras llegar vivo.
Titi Hugo/Ruleta: Ese es mi diálogo.
Nicolás Montero/Malacatoso: Enfermos, todo enfermos.
Pancho Maturana: (riendo) Me agrada que combinen la obra con la realidad… eso demuestra que se saben bien sus personajes… Vale decir, ya no se si están actuando o no.
Nicolás Montero: (dirigiéndose a Pancho) ¿Eso va para mí?
Pancho Maturana: Para todos.
Malacatoso/Nicolás Montero : Creí que te referías a mí.
El Ruso: (que aún no se iba a su reunión de interescolar) ¡¿Es una broma, verdad?! ¿No te das cuenta que nos lo decía a todos?
Nicolás Montero: (cansado de actuar y sobretodo de la doble vida) Enfermos, todos enfermos.
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Dedicado a la
compañía "El Dinosaurio".
Malacatoso.

sábado, 11 de octubre de 2008

¿Publicidad? ¡En lo absoluto!


Opinión auspiciada por Pepsi (Animarse a más), Coca-Cola (Toma el lado Coca-Cola de la vida), Heineken (Green Experience), Nokia (Connecting people), y Mc Donalds (¡me encanta todo eso!).

lunes, 22 de septiembre de 2008

Así es la cosa



lunes, 25 de agosto de 2008

Los 6 mandamientos Fundamentales Del Buen Contador de Chistes (Maitena)

Los 6 Mandamientos Fundamentales Del Buen Contador de Chistes.



1. Nunca ofrecer el chiste con el final: “¿Se saben el chiste del motociclista y el pajarito que cree que está en la cárcel?”

2. Nunca reírse mientras se cuenta: “Iba el jajaja motociclista jajaja (es que es muy bueno), y en eso atropella a un jajaja pajarito …”

3. Asegurarse de saberlo bien antes de contarlo: “Y entonces el motociclista choca por culpa del pajarito y se muere… Ah no, no se muere… y el pajarito sale ileso… ah no, el pajarito queda mal…

4. Nunca arrepentirse del chiste: “Y al pobre pajarito lo meten en una jaula y lo alimentan y lo curan de la herida, y entonces al ver los barrotes de la jaula… No, filo, mejor no lo cuento, es que no se si es tan bueno, y no sé si se van a reír …”

5. Nunca reírse con el propio chiste: “Y entonces el pajarito grita ¡Dios mío, maté al motociclista! Jajajajaja es muy bueno jajajajaja.

6. Nunca explicarlo: “¡Maté al motociclista! ¿Entienden? ¡¡Creyó que lo habían metido preso por matar al motociclista y en verdad estaba en una jaula porque lo estaban cuidando!! ¿Entendieron?

-

martes, 5 de agosto de 2008

Un mojón para Julieta

Acá les dejo un relato impresionante de una madre esperando a su hija.
Ojalá les guste, porque está realmente bueno.
La autora quedará en el anonimato...(hasta por ahí no más).


Si te pregunto: ¿Cuánto tiempo se espera a un hijo? seguro me dirás que 9 meses, si es un proceso "normal", o 7 , si hay algún problema y el personaje en cuestión se escapa antes de la cuenta... ¿No te parece raro que hasta para eso haya una determinación uniforme?. No, no me refiero al proceso natural del embarazo, me refiero a la espera... Yo decidí esperar a la Julieta desde que entendí que ella ya existía, digamos si sabemos que hay infinito y alguien nace, necesariamente ya existe ¿no?, claro, no puede estar fuera del infinito, y luego "nacer"...entonces ese ser ya es.
"¿Por qué tienes eso en el pelo?"
¿Cómo le explico a un grupo de niños de 7 años, que sólo lo haces por molestar, por no ajustarte a normas que no dan sentido, por mantenerte despierta?
Respuesta: "Ahhh es que viajé a una isla donde unos señores te hacen esto en el pelo y cuando se te corta se te cumple un deseo"
- Niños: Ahhh por eso hay señores que tiene muuuuchos de esos en su pelo, porque pidieron muuuchos deseos.
- Yo: Si, por eso...
- Niños: ¿Y tú que pediste?
-Yo: (muy complicada) Ehhhh...Mmmm...Tener un hijo.
- Niños: ¿Entonces se te caerá cuando nazca tu hijo?
-Yo: (entendiendo un poco más la vida) Si...cuando llegue mi hijo yo me lo cortaré y asi el sabrá todo el tiempo que lo esperé...
Esta foto es de cuando me dejé ese mojón en mi cabeza, ahora está bastante más largo...lo importante es que es mi línea de tiempo...No le voy a regalar a Julieta una linda muñequita rosada, que compré a meses de la certeza "científica" de su llegada... Cuando nos encontremos le daré un mojón de mi pelo para que sepa que alguien la esperó mucho más tiempo que 9 meses.

miércoles, 30 de julio de 2008

No piense, solo escriba

- ¿Qué te pasó? ¿Por qué no fuiste?
- ¡Qué te importa weon copuchento, ni que me echaray de menos hipócrita de mierda!"

Pero al final despierto y apelo a la sensatez, el respeto y la buena onda:

- "Me quedé dormido"

"Me quedé dormido". "Dormido" en gerundio.
Y qué tanto. Quise quedarme. Qué importa. A quién le importa. A nadie.
Me levanto a las 2 pm. (Si se va a flojear, flojiemos bien) ¡Qué tarde! ¡Qué wn más flojo! Qué importa. Cuando se duerme se sueña. Y los sueños son más provechosos que las clases de Biología. Y yo quiero soñar, no saber cómo está compuesto mi ojo. El ojo sirve para ver, no lo cuestionemos más al pobre. Déjenlo hacer su hermosa pega, que nos permite mirar, aunque no siempre observar.

Hoy no quise complicaciones.
Y no poder ganar en Winning por ser un inexperto con un play station prestado, es penoso.
Así que selecciono Brasil con todas sus figuras (las mismas que quieren venir a hacernos cagar al Nacional el próximo mes), y pongo el nivel más fácil: Una estrella.
19 - 0. No... a último minuto (mejor conocido como el desesperante LOSSTIME) gol de Adriano. 20 - 0 sobre Costa Rica.

Soy seco para este jueguito. Que weon más seco.
Gano la final contra Francia (23-0) y apago el play prestado por Morales hasta el 2044.
Despierto nuevamente a la realidad. La situación era la siguiente: Un diesicieteañero flojeando en la casa, jugando Winning contra equipos que no saben jugar fútbol, ganando, y sintiéndose insuperable.
Realmente, qué pena.
Quiero irme lejos, vivir alguna loca e imposible historia de amor como las de Serrano, o ir a mirar la puerta de Alcalá (en una de esas se me abre, como a Kevin Johansen).
Irme y hacer lo que quiera, vivir plenamente, sin notas de por medio ni horarios que respetar porque a algún tipo se le ocurrió inventar el tiempo. El tiempo no existe. La típica afirmación que nadie pesca mucho, o la creen pero siguen estando en un "tiempo". Como yo.

Y acabo de perder en poker. Y tenía trío de ases, pero el otro, con su full horrible de treses y doses me ganó. Obvio.
Y Lost sufre de una descordinación entre audio e imagen. Y esperé 5 horas que se bajara.
E Ismael canta, y yo lo escucho por los parlantes del computador, cuando podría haberlo visto en vivo una vez más, pero no me acuerdo qué mierda pasó que no fuí, y ahora me arrepiento tanto, tanto te quiero, que en este abrazo se me acaba el universo... por lo menos viene Filio, algo bueno. Pongamos Filio. No lo escucho desde hace meses.
Y es que mis gustos musicales pasan por épocas. Quizás el que me conoce bien no me creería que pasé más de un año sin escuchar la aguda voz de Silvio Rodríguez.
Y obvio, si me quedé afuera para el concierto del 2005. De picado lo saqué de mi vida. Pero volvió. Todo vuelve.

Para ir terminando, diré que todo este texto sin mucho sentido es culpa de cierta persona que me dijo una vez: "No piense, solo escriba".
Supongo que le hice caso.

Esto es super loco: Mientras escribo esto hago un trabajo sobre Hitler, uno de los mayores asesinos del mundo.
Y también, mientras escribo todo esto, hago un trabajo sobre Gandhi, el mejor hombre que ha pasado por este mundo.

¿Se dan cuenta? ¿¿Se dan realmente cuenta de lo que esto significa??
¡Los hombres SI pueden hacer varias cosas a la vez!

Sin nada más que decir, me despido.

Namaste y buena suerte.

lunes, 14 de julio de 2008

En sus zapatos.

Ellas bailaban. De vez en cuando paraban a descansar ya que sus inclinadas posiciones no les permitían bailar mucho tiempo.
Los dos negros (sus parejas) no pararon de moverse en toda la noche, al ritmo de la música que sonaba fuertemente por los grandes parlantes.
Bailaban y bailaban, y sin embargo, no parecía que lo disfrutasen mucho. De hecho, así era. Estaban obligados a bailar, y si descansaban, era por mera suerte.
Lo mismo para ellas. Los cuatro bailarines estaban sometidos. Nada podían hacer, más que bailar, y sólo podían esperar que algo superior los dejara descansar tranquilamente.

domingo, 15 de junio de 2008

Nicolás

Cerrando el círculo virtuoso
de margaritas y almendros en flor,
llega otro niño celeste,
de la risa el portador.
Simple y grata es su forma
savia nueva para dar,
unas pecas en la cara
luz del mundo y sal del mar.
El menor de seis hermanos,
lo hace bien en su papel
del bandido desbocado
en que todo junto a él
de sonrisas y de chispas
pareciera que va a arder.

Felipe Montero Labbé
"Sonetos a mi Familia"
25 de diciembre de 2001

jueves, 29 de mayo de 2008

La Serena con pistolas


La Serena con pistolas

Después de una intensa y larga cabalgata por la playa de La Serena, devolvimos los agotados caballos y caminamos hacia el faro.
Pedimos unas empanadas de pino en un kioskito cercano. Empezaba a oscurecerse rápidamente, y no habíamos terminado de comer cuando ya era de noche.
Nos sentamos en las escaleras, y me dediqué a observar aquella construcción, aquél símbolo de La Serena.

Cuántas historias había escuchado yo de ese faro.
Incluso nunca tuve completa claridad de si en realidad era un faro, o si se trataba de algún bar o restaurant abandonado y desgastado.
Nunca dejó de intrigarme. De chico mis hermanos me aseguraban que había fantasmas dentro, y cómo olvidar sus historias del monstruo de siete cabezas y diez cuernos que vivía en lo alto del faro (más tarde me daría cuenta que ese monstruo del que hablaban se encontraba en el Apocalipsis, y era un dragón)
Yo siempre lo creí.
Y debo reconocer que a mis 17 años, aún me intriga ese faro. Quizás porque nunca lo he visto por dentro, quizás por el aspecto tétrico que le da la noche.
Pero lo que más me intriga es por qué es tan famoso. Personalmente no le veo ninguna gracia, ni menos motivos de admiración.
Y sin embargo, ahí estábamos sentados, contemplándolo.
Yo estaba sumido en mis pensamientos, preguntándome quizás cuánto polvo habría adentro, o algo así, cuando Felipe me habló.


- Acuérdate en dos meses más, en el viaje de estudios, que vas a estar acá mismo con todo tu curso sacándote la típica foto del faro más fome que la cresta.

Me reí. En realidad, cuántas fotos habré visto de cursos en el faro.
Y eso si que no tenía ninguna gracia.



"A la derecha se puede apreciar la ciudad de Coquimbo, y la famosa cruz del tercer milenio. En estos momentos estamos llegando a la Serena, donde almorzaremos, y alojaremos. Vamos a proceder a hacer los grupos de cada pieza, para cuando lleguemos a las cabañas..."

La fuerte voz al micrófono de nuestro guía Ricardo se imponía en el bus, despertando a muchos.
Habíamos llegado a la primera etapa del viaje de estudios, el primer paso, la primera escala.

Mientras escuchaba que compartiría pieza con mi buen amigo Agustín Moller (no por casualidad, precisamente, como aclararé algún día) y con José Antonio Larrazabal (Chantonio, para los amigos), el bus se estacionaba frente a un restaurante. Aquél sería el primer almuerzo del viaje (en ese momento, a nadie le importaba esa estadística, pero ahora es melancólica).

Fin del almuerzo, todos a la Recova.
Bastante fome, la verdad. Había estado allí tantas veces.
(Igual no resistí la tentación de comprarme algunas curiosidades y recuerditos).
Me reí cuando a mis espaldas escuché una voz femenina que no logré identificar que preguntó si eso era la Zofri, y me reí más aún cuando otra voz le contestó que no sabía.

Caminando por los alrededores junto a Mario Benjamín, observamos unos gorritos de lana negros y blancos, al estilo duende, el cuál todavía poseo (algunos autores aseguran que es de Mario Benjamín, y otros argumentan que es de Guti, pero son afirmaciones infundadas).

Cinco minutos después, todo mi grupo de amigos nos habíamos comprado aquellos inolvidables gorros que impondrían su presencia en todas las fotos.

- ¡Ohh, que buena! ¿Dónde las compraron? – escuchamos atrás nuestro.

- En un puestecito más atrás - contestó Mario Benjamín - cuestan luca, están re-buenos (Por ese entonces, aún quedaba una gota de habla argentina en Mario Benjamín).

Pero la pregunta no iba para nosotros, sino para un grupo más atrás, los autodenominados pulentos y algunos otros.
Todos ellos tenían pistolas a balines, las cuáles no demoraron en imponer moda y al rato la guerra de los disparos decía presente incluso arriba del bus, lo cuál motivó al baterista, guitarrista y cantautor Hernán Melgarejo a entonar su ya famoso plagio-composición "No a los balines, queremos la paz" para Guitarra, charango y voces.

(Ésta melodía haría furor, y sus intérpretes lograríamos presentarnos en concierto, adelante, cerca del chofer, logrando pifias y aplausos).

La guerra de los balines se extendió hasta entrada la madrugada, por los jardines de las cabañas. Los pacíficos habíamos perdido la batalla de lograr el desarme, pero no por mucho tiempo.
La Serena ya no merecía ese nombre mientras estuviera el IIºA presente.
Esa noche se escuchó más de un balín pegando en los ventanales de las piezas, mientras un cansado Pancho Maturana clamaba por la paz y el cuidado grupal.



Pero qué se le iba a hacer. Era el viaje de estudios.
Y sin esas pistolas nos habríamos perdido una de las escenas más polémicas y divertidas del viaje: el balinazo del Toto a la vieja en Iquique (situación cómica, pero que puso a Pancho en el peor de sus humores jamás conocidos, llegando a confiscar las pistolas, y amenazando con devolvernos a Santiago).

Para terminar, les dejo el tema ya mencionado, que marcaría un récord en las canciones más cantadas, más tarareadas y más pegotes del viaje. Dice así:

Estrofa 1:

No a los balines, queremos la paz
No a los balines, queremos la paz
No a los balines, queremos la paz
No a los balines, queremos la paz


Coro:
: // No a los balines, queremos la paz
No a los balines, queremos la paz


Estrofa 2:

No a los balines, queremos la paz
No a los balines, queremos la paz
No a los balines, queremos la paz
No a los balines, queremos la paz


Coro:

: // No a los balines, queremos la paz
No a los balines, queremos la paz.

Cabe decir que no tiene fin. Los intérpretes jamás pudieron terminar de tocar al mismo tiempo.


miércoles, 2 de abril de 2008

Group Zz

Había entrado a la sala después de un recreo asquerosamente caluroso, de esos que hacen transpirar sin ni siquiera haber tocado una pelota de fútbol.
Ya había llegado la miss inglés, la Sole (rebautizada como miss "Amm" por su constante modo de hablar, como un eterno One Minute Speaking de algún alumno del "Grup Bi")
Está claro: los celulares son mi perdición, mi vicio, mi gran batalla perdida, el reflejo de mi poca voluntad.
Estaba yo concentradamente viendo donde ponía la L morada que me llevaría a la gloria en el Tetris, cuando un terremoto sacudió mi banco, producto de una patada distraída de Guti, mi compañero de banco (Para más información sobre este personaje visite www.datosguti.blogspot.com)
- ¡Mierda Guti, controla tus pies!
- Tranqui, Monti.
Tranqui. Si no es la patada al banco, es el codazo a mi pobre brazo que intenta escribir. Chato de los repetidos sismos que destruían mi paz, me alejé tres metros a la izquierda y uno adelante, dejando atrás al solitario Gutiérrez.
El Canal Control (juego de tuberías que sólo existe en algunos celulares) también le baja décimas a mi promedio. Juego muy básico, de esos que nunca se juegan por que da lata investigar de que se trata, y el cuál descubrí gracias a Pachú, esperando un show de Kramer en Puerto Varas, lo cuál me deja pensando si la muchacha recién nombrada me hizo un bien o un mal. Algún día lo averiguaré, quizás para el primer informe de notas. Por mientras, gracias.
La soledad me hizo quedarme dormido encima de mi banco (cabe decir que eran las diez de la mañana, y que Prison Break no ayudó mucho en mi acostada temprano).
Desperté con un sonoro "Ammm... Item Wan, Exersais Chu... Nicolás, plis rid"
- Eh, miss, sorry me quedé dormido y no tengo idea qué estamos haciendo - fue mi sincera respuesta, seguida por un "Viste, si te hubieras quedado acá no te habrías dormido" de Guti.
Vino un monólogo muy latero (hay que decirlo) de que no hay que dormirse en clases porque ammm uno se pierde y despues para la ammm prueba no sabemos nada.
Volví donde Guti, guardé el celular que aún tenía en la mano y me dispuse a poner atención.
Curiosamente, pude entender la materia, Canal Control y Tetris habían perdido la guerra, por lo menos por esa clase, y las patadas y los codazos inconscientes de Guti volvían a mí, matando mi soledad y mis ganas de dormir.

jueves, 24 de enero de 2008

Algo Renombrado... Al Gore

Seré breve.
Últimamente el tema de mayor importancia en el mundo es el calentamiento global. El mundo no da para más, y eso es culpa de los humanos en un 100%.


Cuándo decimos calentamiento global, aparece de inmediato el nombre de Al Gore, el hombre que ha intentado trasmitir el mensaje de la conciencia mundial hacia nuestro planeta, líder de la gran campaña por salvar nuestro mundo.

Hay ciertas personas que se dedican a ridiculizarlo, atacarlo, y acusarlo de alarmista y oportunista, que no quiere nada más que ganar apoyo político y dinero, combinado con una buena imagen de su persona.

En general las personas que lo atacan son políticos y empresarios que se niegan a aceptar el desastre climático por razones en gran parte económicas.
"El tipo está loco" ,
"Es un sinvergüenza que quiere plata y no le importa el mundo", "Quiere una buena imagen política", etc, etc.
Mucha gente, incluyendo amigos y familiares mios, lo critican. Y está bien, es su opinión.

Pero la mía es la siguiente: Si alguien gana plata transmitiendo un mensaje tan importante como es la conciencia por nuestro mundo, que se gane los millones que quiera.

Y para los que insisten en que es un sinvergüenza:


Ojalá el mundo estuviera lleno de sinvergüenzas como él.
Grande Al Gore.



miércoles, 16 de enero de 2008

¿Y Kike?

Iquique - 2:00 AM - Hotel Pratt


Che Monti, vamos a dormir mejor, dale. No te voy a dejar así en pleno pasillo del hotel.
- Anda no más, en serio no pasa nada.



Con un acento argentino en peligro de extinción, mi buen amigo Benja intentaba calmar mi angustia y mi tristeza en vano, mientras mi sonrisa prefabricada tranquilizaba a curiosos y preocupados compañeros de curso y de viaje que se acercaban a ver qué me pasaba.
Una figura se acercaba hacia nosotros.
Me llevé la polera a los ojos y me sequé las lágrimas justo a tiempo.
El hombre barbudo que tenía adelante me pidió bajar al hall del hotel porque tenía que hablar algo muy importante y serio conmigo.
Accedí automáticamente. Mientras bajábamos las escaleras, la mirada de mi amigo me deseaba suerte.
Yo iba haciéndome la idea de recibir el reto de mi vida, aunque no tenía claro por qué debía de ser retado.
Caminó hasta una mesa y me acercó una silla. Me senté, siempre mirando al suelo, incapaz de revelar mis ojos llorosos.
Prendió un cigarro. Durante unos minutos nadie dijo nada. Comencé a entender por qué estaba ahí. No se trataba de un reto, ni de una llamada de atención.

Parecía decidido a no hablar. Yo me mantenía serio.
- Yo también he llorado por alguna señorita - dijo al fin Pancho Maturana, al tiempo que se sacaba los lentes y mataba a su cigarro.
Mostrándome desconcertado ante esa declaración, le di a entender que no era por eso que estaba triste.
- Disculpa , ¿por qué llorabas entonces, joven charanguista? - preguntó, mientras encendía un nuevo cigarro.
- No lloraba - dije decidido.
- Ah, disculpa de nuevo entonces. Me pareció que llorabas mientras dialogabas oralmente en sentido figurado con Hiriart.
- No.
Cambiemos el tema entonces... ¿Qué te pareció Iquique?



Solté las lágrimas que tenía retenidas, mientras se acercaba y me consolaba.
Fueron tres horas de intensa conversación, a plena madrugada.
En un ataque de nostalgia, me contó su infancia, su adolescencia, su juventud, su vida.
Por tres horas, me hizo olvidar mis angustias amorosas, y sumergirme en la alegría de la compañía.
El sueño nos dijo alto, pasadas las cinco de la madrugada.
Nos despedimos, sabiendo que nos veríamos en un par de horas, al desayuno.
- En el bus dormiremos... buenas noches.
- Chao Pancho, gracias.
- De nada... y si te sirve de algo: Yo también he llorado por alguna señorita.



No era la primera vez que escuchaba eso de él, pero sabía que ahora si me serviría de algo



miércoles, 9 de enero de 2008

Permiso, permiso

- Permiso, permiso.

- Agáchate, Monti, por favor.
- Pasa rápido.
- Permiso, permiso.

De nuevo atravesando el bus de lado a lado. Era como la décima vez en ese día. Y es que cuando las películas me aburren, no puedo seguir viéndolas, y mi cuerpo me exige movimiento.

Así que caminé el largo pasillo, mientras intentaba no tapar la tele en el intento y Monti, ya que vas pa adelante, diles que suban el volumen a la tele, porque están jugando cachos y no se escucha nada,
cómo que no se escucha exagerado de mierda, además tiene subtítulos, pero igual no se escucha, Monti no le digay lo del volumen, si diles porfa, y si tu estuvieras jugando no te importaría el volumen, y si tu estuvieras viendo la película estariay chato del ruido de los cachos, que no se pa que mierda los traje, si al final todos desesperados con el ruido de los famosos cachos y pa más soy el mensajero de mierda que queda como el malo que va a acusar de que el volumen está bajo.

Los primeros asientos. Adelante.
Un lugar donde nunca me había ido en un bus. Y al parecer en ese viaje tampoco iba a hacerlo; todos estaban ocupados siempre por los mismos personajes y no parecía que fueran a moverse de ahí, ni siquiera en alguno de los once días que viajaríamos.

Pancho, dicen ahí atrás que si pueden subir el volumen a la película, porque están jugando cachos al lado y no se escucha nada, no sé, plantéaselo al Pato, él es el jefe arriba del bus no yo, bla, bla, etc, etc.

El Pato. Desde que me subí al bus, un día atrás, lo había evitado, quizás inconsientemente. Sentía que había agarrado una mala onda hacia mí inexplicable y sin razón.
Mas tarde entendería por qué.
"Hola, emm atrás dicen si puede subir un poco el volumen, porque no escuchan".
No sé que me respondió, y tampoco le insistí, ya que yo no tenía ningún interés en que se subiera o se bajara el volumen.
Quizás el audio terminó siendo más alto, quizás no, no sé y tampoco me importó, yo había cumplido con mi recado, y volvía al antepenúltimo puesto, junto a la ventana, donde me senté apenas subí al bus, al principio de todo.

Quizás ser tan neutral para todo me juega en contra - pensé - como sea, nunca más de mensajero. Si quieren más volumen, que se levanten y lo pidan ellos, yo soy el encargado de administrar las películas, no de la relación de comunidad en el bus.

Al lado, un intrigado Benjamín Hiriart miraba atentamente la pantalla.
Y un cansado Nicolás Montero sacaba un libro, leía dos páginas, y se dormía profundamente con la cara pegada a la fría ventana, mientras una no muy agradable voz aguda seguía discutiendo algo así como "no se escucha" y "paren un rato con los cachos", mientras un ruido de dados golpeaba con fuerza tanto la mesa de juegos como la convivencia y la paciencia de algunos viajeros.